Filipinas me dio la bienvenida al Sudeste Asiático. No fue fácil, el aterrizaje a Manila fue casi traumático. Pero después empecé a disfrutar de sus playas, islas y cuevas increíbles. También aprendí a convivir con una cultura increíblemente machista y con dejos fascistas que dan miedo, pero de eso también se trata viajar, ¿no?