La primera vez que fui a Estados Unidos fue en 2010, la segunda vez que me subía un avión. El primero había sido Cuba, vaya contraste. En abril de 2019 me sume a un viaje que no era mío: mis padres me invitaron a acompañarlos con mi sobrina, era su regalo por el inminente cumpleaños de 15.

Ir por segunda vez a Nueva York me permitió reconocerla desde otro lado. Ya no importa el Empire State, la estatua de la Libertad (aunque en ninguno de los dos viajes la vi), el Times Square y todo lo que sea masivamente turístico. Me concentré en otras cosas, como cumplir el sueño de ir a un partido de la NBA o dedicarme a recorrer Brooklyn en bicicleta. 

Las cárceles tienen un morbo particular: todos queremos estar lo más lejos posible, pero nos gusta espiar por la mirilla
El puente Manhattan queda atrás y el tren vuelve a adentrarse en la oscuridad del mundo subterráneo. Nunca fui fanática
Andar en bicicleta en Nueva York es una experiencia super agradable, especialmente porque Manhattan y alrededores son bastante llanos y