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DeMente con Mochila

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Category: Asia/Brunéi/Guías prácticas

Tierra de sultanes: ¡Bienvenida a Brunéi!

Posted On July 9, 2019December 16, 2019 By admin

Antes de empezar a planificar el viaje por el Sudeste Asiático no sabía ni de la existencia de Brunéi. Fue a través de otros blogs que empecé a descubrir este pequeño sultanato ubicado en la isla de Borneo. Con solo 400 mil habitantes, es un oasis en el desierto del caos asiático. Llegué unos días […]

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Ahora estoy en:

¡ Australia !

En principio me quedé varada por la pandemia pero después fue una elección. Este 2023 va a ser mi último año en Australia, así que estoy sacándole el mayor jugo posible.

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dementeconmochila

Franca Levin | 🇺🇾🌏
Una pareja llega empilchadísima a cenar en el res Una pareja llega empilchadísima a cenar en el restorán. Los sientan en una mesa chiquita contra el ventanal que da al patio interior. La luz del atardecer los encandila tanto que no pueden leer la carta, así que le preguntan a la moza qué vino les recomienda. Y ella, con una sonrisa picarona y las cejas levantadas les dice: tengo un Tempranillo cosecha 2023 que vale la pena probar. 
 
***
 
Un clásico paseo escolar en los 90’ era visitar una fábrica de alfajores. De repente se rompía el hechizo, ¿cómo llegaba al kiosco nuestra merienda favorita? Veíamos la mezcla, las etapas, las cintas de producción, el etiquetado y la enorme cantidad de gente que formaba parte del proceso. Durante un tiempo me quedé obsesionada con el detrás de cámara de cada producto que consumía, pero la curiosidad infantil se fue diluyendo como tantas otras veces. Hasta el año pasado, cuando trabajé por primera vez en la bodega haciendo vino. 
 
Me hipnotiza cómo cae la uva en la tolva, pasa por la estrujadora que le saca los palillos y manda el mosto a la prensa. Sulfitos, carbonos, tartáricos. De tanques a barrilles, de tanques a camiones, de barriles a tanques. El olor a levadura que me lleva a contextos muy lejanos y burbujea la fermentación. Clarificar, filtrar, decantar, trasvasar. Cada tarea en la bodega viene con una pregunta de Franca: ¿y esto por qué? ¿y eso para qué se hace? La magia no existe, lo que hay es mucho laburo, química y amor por el vino.
 
No sé si este Tempranillo va a ser mediocre o fantástico, pero lo que les puedo asegurar es cómo me divertí remojando las patas ahí. Una lástima que tanta alegría no entre en la etiqueta. 
 
***
 
Franca nerd es servicio: 
 
Los vinos tintos fermentan con la uva para agarrar color, aroma y taninos. A medida que va fermentando el CO2 lleva a la superficie a todos los sólidos generando una capa compacta que protege al vino de bacterias y oxidación. Se “pisa” para homogeneizar la mezcla y que siga enriqueciéndose de las uvas. 

#rutherglen #winewinewine #winemaking #vendimia #vintage #vino
Hace unas semanas me hicieron una entrevista en un Hace unas semanas me hicieron una entrevista en un programa matutino de uruguay y para presentarme, pues perfecta desconocida, armaron un resumen de vida bastaaaaaaante preciso. Haciéndole caso a mi gurú de las redes @cronistamillennial , voy a dejarlo en el feed así no se pierde y encima me ahorra la presentación a gente nueva que caiga por acá, messirve 😎
Desde que sacó pasaje supe que la iba a recibir e Desde que sacó pasaje supe que la iba a recibir en modo nómada. El plan era renunciar al laburo, meter todos mis petates en el auto, levantarla en el aeropuerto y recorrer en cuatro semanas un poco de Sídney, Melbourne y Tasmania. No había, en un principio, algún atisbo de cotidianeidad en lo que pretendía mostrarle a mi madre. Era un recorrido a prueba de riesgos emocionales, aunque todavía no entendía cuál era el monstruo que estaba evitando. 
 
Un poco por estrategia rutera y otro por nostálgica, decidimos pasar un día en Rutherglen, el pueblo dónde hice la vendimia el año pasado. Hacía meses había confirmado que este año iba a ir a otra bodega más grande en Griffith, así que todas las referencias para mi vieja eran -una vez más- conjugadas en pasado: “esta era la máquina que usaba yo, en este restorán hacía algunos turnos los fines de semana, a esa piscina venía a nadar, ahí vivíamos con Joaco”. En la bodega le presenté al único supervisor que quedaba trabajando tan cerca de Navidad y después cenamos en el restorán que tantas veces fui moza, con regalos y descuentos de staff incluidos. Me mimaron como si supieran lo que iba a pasar.

Cuando mi vieja ya estaba de regreso en Uruguay y yo preparaba la logística para ir a Griffith, una mezcla de circunstancias, llamados y decisiones impulsivas me terminaron devolviendo al pueblo que no solo había disfrutado tanto el año pasado, sino que además fue un highlight del viaje con mi madre. 
 
Empecé a trabajar y aquel supervisor navideño me preguntó cómo habíamos pasado en Tasmania. Ayer en el restorán cargué los platos que pedimos con mi vieja esa noche. Cada vez que voy hasta la piscina me sorprendo mirando de reojo el asiento del acompañante. Hay una presencia simbólica, sutil y densa a la vez, como si un truco de magia de esos que atomizaban la televisión en los 90’ haya desaparecido a mi interlocutora, dejándome con la palabra en la boca y la mirada perdida en los campos de viñas.
 
Recibir visitas y que conozcan tu cotidianeidad es también aceptar que un pedacito de ellxs va a quedar dando vueltas en el aire después que se van. “Ahí tenés al monstruo” pensé, mirando fijo el asiento del copilotx.
Sobreviví. Sobrevivimos. Es extraño reencont Sobreviví. Sobrevivimos. 

Es extraño reencontrarse después de tanto tiempo, creer que volvés a lo conocido pero en realidad ya no sos la persona que eras y probablemente tu vieja tampoco. A pesar de que me canso de desmentirlo, mi mamá es un espejo de muchas cosas que tengo naturalizadas. Cuando nos estresamos ponemos la misma mirada perdida de mi abuela Ilda, cuando nos reímos abrimos la boca bien grande y tiramos la cabeza para atrás, cuando hay que resolver algo activamos el modo operativo sin sacar el foco del objetivo, y cuando nos entusiasmamos con un libro, el mundo exterior puede reventar hasta que lo terminamos. 

Acabo de dejarla en el aeropuerto y las emociones todavía están un poco a flor de piel. Fue un caos, pareciera que los aeropuertos todavía corren de atrás la vuelta a la normalidad. De alguna manera lo necesitaba así, a las corridas, con discusiones, confusiones, colas mal hechas y un mal humor que me comía por adentro. Es más fácil despedirse cuando hay que hacerlo rápido, como quien saca una curita excesivamente pegada: de un saque, sin conectar con lo que estás haciendo. 

Abrazo breve, palmadita en la espalda y “chau, chau, nos vemos”. 

Las palabras quedan flotando en el aire mientras vuelvo al parking a buscar el auto. Ni idea dónde ni cuándo, pero sí, supongo que nos vemos…
Se rompió la Matrix. Reventó el espejo. Voló el Se rompió la Matrix. Reventó el espejo. Voló el portal en mil pedazos. 
 
Hace rato que en Australia tengo algo así como una familia elegida. En algún momento convivimos, en otros andamos a cientos de kilómetros, estamos semanas sin saber en que anda el resto, pero un día nos juntamos y es como si nada haya pasado. Nos peleamos y amigamos con intensidad de hermanos, adivinamos el remate del chiste antes que el otro lo diga, sabemos cuándo alguno le pone color a una anécdota porque estuvimos ahí, interpretamos caras, gestos y mal humores sin pedir subtítulos. No somos los que fuimos en Uruguay, Argentina o Francia, sino una construcción del entorno backpacker australiano y desde ahí nos vinculamos. Hay reglas, formas y un sentido compartido que lentamente va tejiendo una red a prueba de balas. Aunque vengamos de lugares tan distintos y cargando historias que nada tienen que ver, lejos de casa nos convertimos en familia.  
 
Sin embargo, este último encuentro tuvo un condimento especial: mi vieja. La familia real, la de sangre, la de allá, Uruguay metido a prepo en una fiesta en el corazón de Melbourne. Y se me rompió la Matrix, cualquier acuerdo tácito de realidad se desarmó, estalló en mil pedazos. Ni las normas de allá ni las de acá: algo nuevo y multiforme. Para mi vieja fue la primera Navidad que no tuvo que ocuparse de organizar comida, regalos o visitas, y para mí fue una integración de dos planos que hace cinco años concibo ajenos. El allá y el acá, históricamente disociados, se reventaron como dos trenes de frente para empujarme los límites de la rigidez a zonas aún más difusas.
Entre una foto y la otra hay 4 años, 2 meses, 20 Entre una foto y la otra hay 4 años,  2 meses, 20 días y 0 kilómetros. 

La última vez que estuve en Armidale fue renunciando a un trabajo que muchxs morían por tener, con la mochila llenita de incertidumbre y tirándome a viajar a dedo sola por primera vez. Hay una parte de quien soy hoy que nació acá, en la ciudad a mayor altura de toda Australia.

Hoy además de mochila tengo un auto-hogar explotado de boludeces, otra renuncia recién salida del horno y la misma devoción por los lentes de espejado verde y los buzos grises. 

Podré crecer, aprender, caerme y levantarme mil veces, pero esa carita de miedo, emoción y entusiasmo -todo junto y a la vez- no cambia más. Los vientos australianos me trajeron de regreso a un viejo conocido y el tiempo dirá que versión de Franca nacerá esta vez. 

#backpacking #whv #whvaustralia #instatravel #discoveraustralia
Tres días que mutaron en nueve. Montaña, ciudad Tres días que mutaron en nueve. Montaña, ciudad y playa. Abrazos cortos, abrazos largos, saludos sin abrazos y abrazos conteniendo la respiración. La nieve como polvillo que salpica desde el esquí, el fuego tirando chispas desde el metal, las patitas buscando calor, el calor del encuentro. El miedo, la primera vez, los tropezones y las caídas. Las manos que te levantan, las que siempre están, las que ni te conocen pero se arriman igual. Vallenato, cumbia y reguetón. “Mayonesa” conquistando el mundo como un prócer de la patria. Amigas de la casa y casas amigas, caras nuevas en caminos similares, una red que se expande con cada movimiento. Brindar con vino o chocolate caliente, brindar con birra en la montaña o un fernet en donde siempre, brindar con motivos o brindar porque sí. Pool, ping pong, dardos y maquinitas adictivas. Reír de anécdotas que no se entienden, reír de caídas escalofriantes, reír de una misma, reír en colectivo, buscar la risa como filosofía de vida, encontrarla y ser feliz. 

No sabía que necesitaba tanto este respiro hasta después que pasó. 

Energías renovadas a base de nieve, chocolate, una pizca de ciudad-hogar y mucho amor. 💚
Bici, ramblita y una Melbourne de ensueño 💚 # Bici, ramblita y una Melbourne de ensueño 💚

#bycicle #discovermelbourne #discovervictoria #australia #backpacking #vivirparaviajar #viajarparavivir
A @rocioyau la sigo a todas partes, hasta esquiand A @rocioyau la sigo a todas partes, hasta esquiando en medio de las nubes.

#ski #snowymountains #snowboarding #snowsnowsnow #backpacking #vivirparaviajar #viajarparavivir #instatravel #mochilerosig #esqui #esquiar #skiing
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Un poquito de mi

Franca Levin

Soy de Uruguay, un rincón de Sudamérica donde las personas nacemos con termo y mate abajo del brazo. Hice todo lo que se esperaba de mí: estudiar, recibirme, hacer un posgrado, irme a vivir sola y trabajar un montón. Hasta que un día me pregunté si la vida era eso, o no existiría otra forma. A fines de 2017 tomé una decisión que cambió mi vida por completo: cancelé el alquiler, vendí mis cosas, renuncié al trabajo y saqué pasaje para el otro lado del planeta. Después de un año viviendo en Australia, y otro tanto viajando por el Sudeste Asiático, ahora estoy nuevamente en tierra de canguros para engrosar la billetera y los sueños de una vida nómade.

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