Estuve en Malasia más de dos meses, entre el viaje sola por Borneo y la aventura a dedo con mi amiga Mercedes en la península. Recorrí un montón de pueblos, pueblitos, ciudades, parques y playas. Y aunque no me siento en el lugar de armar un “Top 5 de los mejores destinos de Malasia”, sí quiero volver a recorrer esos rincones que dejaron una huella bastante más importante y simbólica que una foto bonita.

Selangor
¿Viste esos lugares que no tienen nada, pero te hacen feliz con su simpleza? Veníamos de cinco días en Kuala Lumpur, un poco hartas de las ratas y la humedad de la capital malaya. Nos tomamos el tren para las Batu Caves con las mochilas, decididas a seguir viaje después de la visita de rigor a las cuevas más famosas de Malasia.
—Acá cerca me salta un parque estatal —le digo a Mer mostrándole Google Maps en mi celular
—¿Se podrá acampar?
—Parece que sí
Así de azarosa fue la decisión que nos llevó hasta el Parque Estatal Selangor. Llegamos sobre las cinco de la tarde, con el personal a punto de pasar llave. Cuando preguntamos si se podía acampar nos miraron raro, aparentemente no vienen muchos turistas a tirar la carpa en estos pastos. Pensándolo fríamente, tiene lógica porque el terreno viable para acampar es limitado.
Un río fresco y rocoso es el corazón del parque, rodeado de vegetación y espacios de picnic. Durante el día vimos a muchos locales refrescarse y jugar en el río, cocinar y comer como si no existiera mañana, pero antes de que caiga la noche ya se iban. Nos quedamos dos noches pagando RM 28 en total (USD 7).
En la entrada hay un puestito que vende cosas muy básicas, como noodles, alguna fritura, snacks y agua caliente. Si pensas acampar, procurá llevarte provisiones porque no hay demasiada oferta. Para nosotras fue el oxígeno perfecto después de varios días atomizadas de Kuala Lumpur.

Penang
Si andas con ganas de ir a Malasia y ya hiciste alguna búsqueda básica en Google, es probable que te hayas encontrado con algunos murales que incorporan objetos para darle un empujón de vida alucinante. George Town es la capital de Penang y el arte callejero gana por goleada el partido de las atracciones turísticas. Hay mapas de distribución gratuita que te indican donde están cada uno de los murales.

Con la particular arquitectura que veremos a lo largo de todo el estrecho de Melacca, George Town combina arte, gastronomía y patrimonio histórico en un equilibrio casi perfecto. Pero hay bastante más de Penang por fuera de la capital.
Malasia tiene un montón de Parques Nacionales y el de Penang vale la pena visitarlo. Se puede acceder por senderos o directamente en bote a alguna de las playas. Nosotras nos quedamos tres noches en Monkey Beach, con un nivel de relax e introspección altísimo. De hecho, acá fue donde nació la idea de escribir La mochila invisible.
Durante el día algunos turistas van de paseo, especialmente los fines de semana o feriados. Sin embargo, después de las seis de la tarde vas a tener la playa exclusivamente para tu tranquilidad y paz. Para nuestra sorpresa y felicidad, encontramos una cantidad enorme de plancton. Que patear olas sea una bomba de brillantina es casi mágico.
El Parque es de acceso gratuito, pero si quieres ir en bote hasta Monkey Beach sale RM 30 ida y vuelta. Cuando fuimos nosotras (agosto 2019), el sendero de acceso estaba “cerrado”. Técnicamente lo podés hacer igual, conocimos gente llegó sin problemas a pesar de que había algún puente caído, pero es bajo tu propia responsabilidad.

Cameron Highland
Llegar a las Cameron fue un respiro a la humedad y el calor sofocante de Penang. De noche buscamos con un placer inimaginable los buzos de abrigo y las calzas largas.
El paisaje montañoso me hipnotiza, probablemente porque vengo de un país que se destaca por su aburrida planicie. Pero además de quedar colgada como una tonta mirando las nubes abrazando los picos montañosos, hay un montón de senderos para recorrer.
En total son 10 caminos diferentes, variando la dificultad y los paisajes. Con la aplicación de maps.me podés visualizar todas las opciones: es la guía por excelencia para no perderte por una zona tan extensa.
Otro de los atractivos por acá son las plantaciones de té. Hay varias que cobran entrada, así que nosotras googleamos alguna que sea gratis y fuimos caminando desde Tanah Rata, donde nos alojábamos. Cuatro horas después llegamos con las pantorrillas acalambradas a la plantación de Boh, pero valió la pena el esfuerzo. Un paisaje hermoso, té accesible y rico para comprar y una mini visita guiada por la fábrica fueron suficiente premio para tanto desgaste. Al volver hicimos dedo y llegamos sin contratiempos al hostel.

Isla de Kapas
Paren todo: encontré mi lugar en el mundo.
Haber ido a Filipinas al comienzo del viaje dejó la vara de las playas paradisíacas bastante alta. Si bien en Bali encontré algunas buenas, nada se acercaba a los paraísos terrenales filipinos. Malasia no tiene la fama de su vecina Tailandia en el mundo playero, y ojalá siga así. Sin embargo, las islas más famosas están en la costa este: Perhentian, Redang y Kapas están cerca unas de otras y son las preferidas del turismo.
Elegir una opción depende básicamente de dos cosas: presupuesto y tranquilidad. Si tu presupuesto te lo permite y estás en un viaje familiar o viajando tranqui, tal vez la mejor opción es Redang. Nosotras la descartamos de pique por el hecho de no poder acampar, pero quienes fueron la recomiendan ampliamente.
Si buscas bucear y movida joven, la mejor opción son las Perhentian. Hacer el curso de Open Water es lo más barato de la zona (menos de RM 1000, algo así como USD 250) y además hay mucho turismo y oferta gastronómica.
Como nosotras buscábamos playas tranquilas con buenos lugares de snorkel y precios amigos, terminamos en Kapas. ¡Y fue la mejor decisión! Al punto que nos terminamos quedando dos semanas, presas de un coral super diverso, un camping excesivamente barato y fogones espontáneos entre viajeros y viajeras de todas partes. Fue el lugar donde conocimos la mayor cantidad de hispanohablantes y casi que nos sentimos en casa.

Las opciones de alojamiento son variadas: habitaciones privadas, dormitorios o camping. El más barato es Longsha, donde nos quedamos nosotras. Al tener nuestra propia carpa pagamos RM 10 (USD 2,5) cada una por noche. Si no tenés carpa tranqui, por RM 15 (USD 4) la noche podés quedarte en alguna de las que tienen armadas. Además, cuenta con una cocina bastante equipada para hacerte vos la comida, un montón de hamacas y un pequeño living para refugiarse de las populares tormentas.
Si vas a cocinar lo ideal es hacer las compras en tierra firme, ya sea en Kuala Terengganu o en Marang, porque en la isla no hay nada. Pero si no querés cargar con las cosas o se te acabó la comida antes de tiempo, ¡no desesperes! Hay un chico que puede hacer las compras y llevártelas a la isla, lo único que tenés que hacer es mandarle un Whatsapp con la lista de cosas que querés, ¡y listo! Podés preguntar ahí mismo por el teléfono o escribirme por las redes y yo te lo paso (teniendo en cuenta que estuve en agosto 2019 y los números pueden cambiar).
El bote desde Marang a la isla puede costar entre RM 30 y RM 40 ida y vuelta. El precio final depende de tu capacidad de regateo, el humor de tu interlocutor y la cantidad de pasajeros que te acompañen.

Melaka
Habernos quedado tantos días en Kapas nos limitó el tiempo en Melaka, porque un housesitting confirmado en Singapur nos marcaba estrictamente el día para abandonar Malasia. Llegamos a dedo un miércoles a la nochecita y el sábado ya estábamos de nuevo en la ruta, así que la estadía fue muy breve.
De todas maneras, y a pesar de únicamente haber estado dos días completos, nos quedamos con muy buenas sensaciones de Melaka. Con una herencia histórica muy rica y una diversidad cultural intensa, es fácil perderse entre sus callecitas siguiendo aromas hipnóticos.
Fue de los lugares donde comimos más rico y variado en toda Malasia. Entre los adorados roti indios, los famosos satay con salsa a base de maní, la deliciosa versión local del laksa y el extraño postre llamado cendol, nuestro paladar estuvo de parabienes.

Parque Nacional Bako
Es el Parque Nacional más famoso y popular de Malasia, y bien ganado tiene ese título. Estuve por acá en mayo 2019, mucho antes de encontrarme con Mercedes. Durante cuatro días recorrí sus senderos, me sorprendí con los monos narigudos y transpiré litros de sudor. De tan rico y extenso se merecía un posteo aparte, así que toda la información sobre el Parque Nacional Bako la encontrás acá.

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